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sábado, 7 de agosto de 2010

LA IMPORTANCIA DE LAS VACACIONES



Por Alejandra San Juan R., Psicóloga .

Dificultades de concentración, desmotivación, cansancio, son sólo algunos de los síntomas físicos y psicológicos que se experimentan en esta época del año. La necesidad de las vacaciones se hace perentoria para poder renovar energía y experimentar el cambio de aire que el cuerpo tanto reclama.
Al igual que alimentarse o dormir, el descanso es una necesidad biológica y mental imprescindible después de largas jornadas de trabajo. El cuerpo necesita desconectarse de la rutina y tomar un relajo que no es recomendable postergar o cambiar por incentivos económicos. El trabajador necesita vivenciar este período de transición como el fin de un período y el comienzo de un año con nuevos desafíos y proyectos.
Está comprobado, a través de numerosos estudios, que el período de vacaciones, afecta positivamente el rendimiento de los trabajadores. Es decir, que mientras más satisfecho se sientan, su disposición para el trabajo será positiva, mayor compromiso tendrá con la institución, y su productividad aumentará en beneficio de ambas partes.

Las vacaciones son tan impotantes como el dormir. Es un poco como el no dormir, de acuerdo con médicos y psicoterapeutas. Así como la falta de dormir disminuye la habilidad para pensar claramente y actuar decisimente, la falta de tiempo de descanso evita que uses de manera efectiva la información recibida y viendo las cosas en conjunto o globamente. La falta de dormir y el no disfrutar de tiempo de descanso tienen un impacto negativo en tu tiempo de reflexión, en la resiliencia en general y en la disminución de las defensas del sistema inmunológico.
El no tener actividades de esparcimiento te tornan amargado, y a veces te convierten en un crítico en exceso con las personas en tu organización que si tienen el sentido común de cuidar de si mismos.

La amarga ironía es que los que no toman vacaciones normalmente piensan que le hacen a todos un favor al continuar trabajando hasta el desfallecimiento. Pero realmente, le están haciendo daño a todos — a sus compañeros de trabajo, a sus supervisores inmediatos, a su organización, a sus familias y a ellos mismos. La adicción al trabajo no es buena. Como en otras adicciones, usualmente debes tocar fondo antes que puedas reunir el coraje y valentía para cambiar. Lo más importante es organizar bien el tiempo, las actividades y el traslado, para que las vacaciones no provoquen conflictos ni estrés. Es bueno tener todo conversado con la familia, proveerse de todos los elementos necesarios, negociar las condiciones y tener en cuenta que inevitablemente este cambio de rutina provoca ciertos desajustes y una etapa de adaptación a una nueva rutina para todos los miembros de la familia, pero que finalmente se convierte en una etapa necesaria, en un derecho y en el método más efectivo para lograr una estabilidad física y emocional que permite enfrentar un nuevo desafío con energías renovadas.