Por: Lcda. Judith Ruiz
Especialista en Orientación Familiar
Desde el inicio de nuestras vidas, está presente la sexualidad. La familia es parte fundamental de este proceso. Si de niñas se recibe una educación sexual asertiva, probablemente se evitarían muchos problemas, entre éstos, los embarazos en adolescentes. La familia muchas veces deja esta responsabilidad a cargo de las instituciones educativas, que si bien procuran hacer un trabajo efectivo, es responsabilidad primordial de madres y padres el dar inicio a una educación sexual acorde con las etapas de desarrollo del ser humano. Muchas veces los padres no encuentran las formas de enseñar a sus hijas temas sobre la sexualidad, bien sea porque vienen cargados de una estructura familiar tradicional o porque se sienten inexpertos a la hora de tocar estos temas. Pero, el gran problema en la actualidad está en que los diferentes medios de comunicación muestran diariamente contenidos con un alto índice de erotismo, de relaciones sexuales con parejas inestables, vendidos como moda. Al respecto; Yayes, (2009) dice que: “…los niños desde muy temprana edad vienen recibiendo por la televisión, la radio, revistas, el cine, prensa, videos, canciones, y de otros niños una lluvia de información y estimulación sexual” (p. 29).
En tal sentido, la escuela como institución formadora de valores y principios, esta de la mano con la familia en el tema de la educación sexual, a través de charlas brindadas a los estudiantes de los sextos grado por parte de la Lcda. Ybone Armas, como ayuda a la prevención de embarazo en adolescente, enfocado en valores y una comunicación abierta enmarcada en el respeto y el amor propio. Sustentándose en el tema de la salud sexual y reproductiva, del Articulo 50 el cual expresa que: “Todos los…. Adolescentes tienen derecho a ser informados e informadas y educados y educadas, de acuerdo a su desarrollo, en salud sexual y reproductiva para una conducta sexual y una al tema de la salud sexual y reproductiva, maternidad y maternidad responsable, sana, voluntaria y sin riesgos” (p. 19).