Por: Lcda. Ybone Armas
La orientación educativa en nuestra institución, a cargo de las licenciadas: Cristina Pernia y Amanda Herrera, desarrollan una importante función cuando nos conseguimos con debilidades y amenazas en el ámbito familiar, que repercute en el comportamiento de los representados o estudiantes en los ambientes de aprendizaje, en cuanto a disciplina y conducta se refiere; por lo general la familia es la responsable de la primera formación integral de sus hijos e hijas, pero observamos con honda preocupación cuando los padres le transfiere la autoridad a los mismos, trayendo como consecuencia caos en la personalidad de los estudiantes al momento de querer corregir tal anomalía, acompañada por una sobreprotección que deja mucho que pensar de los núcleos familiares; donde la escuela considera necesario la orientación al sistema de familia; para poder corregir tales conductas y ayudar a los niños y niñas en la formación de su personalidad, aunado a ello minimizar los atropellos que proyectan en el aula y fuera de ella. Por lo general los padres, madres, y/o responsables no admiten en la primera entrevista que su hijo o hija tenga ese comportamiento ya que "en la casa mi hij@ no manifiesta tales conductas", pero cuando el estudiante no esta bajo el control de la familia, libres del control de mamá y papá, dan rienda suelta a las conductas no operativas, donde el estudiante hace gala de sus modales, agresiones, y muchas veces de situaciones que nadie espera.
En el ámbito educativo, es importante facilitar un buen clima de convivencia escolar como estrategia de actuación, priorizando la prevención a tiempo como "primera pauta para el logro de ambientes saludables en los que las relaciones de respeto entre todos los componentes de la comunidad educativa serán el objetivo a alcanzar a través de una metodología de prevención, cuanto más temprana mejor" (Carbonell y Peña, 2001, p. 116).
Así pues, desde una perspectiva interdisciplinar (educativa, sanitaria y social), se enumeran como problemas conductuales más frecuentes: el trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDA-H), los comportamientos oposicionistas desafiantes, la conducta disocial, la violencia entre iguales, el trastorno de ansiedad y los problemas derivados del sistema familiar, escolar y social (Xunta de Galicia, 2005).
Empíricamente, múltiples factores biológicos, psicológicos y sociales en los individuos, familia y ambiente son para Ayers y Shavel (1992) o Martínez-Otero Pérez (2001) los predictores de algunos comportamientos antisociales en los adolescentes como la delincuencia, violencia, abuso de sustancias y abandono escolar.
A mayor número de factores, mayor riesgo y la mayoría de los problemas de conducta comparten riesgos comunes. Por ello, antes de cualquier intervención, se deben conocer las características de cada uno de los factores que intervienen en los procesos conflictivos, el estudiantado, el profesorado, las familias, amigos, entre otros. Entre la características usuales en la familia tenemos: ausencia de una relación afectiva cálida y segura por parte de los padres, sobre todo de la madre; fuertes dificultades para enseñar y hacerles comprender límites, combinando la permisividad ante conductas antisociales con el frecuente empleo de métodos autoritarios y coercitivos, utilizando en muchos casos el castigo corporal; menor conocimiento, y por lo tanto disponibilidad de estrategias no violentas para la resolución de conflicto.
Es allí que a través de jornadas del Departamento de Orientación de nuestra institución brindamos al sistema de familia todo el apoyo a nuestros estudiantes para minimizar y orientar estas conductas no operativas y que repercute en el rendimiento escolar de nuestros educandos.